martes, noviembre 28, 2006

Cabral (Parte I.)

...En la India me recordaron que una flor es más consciente que una piedra, un animal es más consciente que una flor, un hombre es más consciente que un animal, un iniciado es más consciente que un hombre. La iluminación de Buda y la conciencia de Jesús apuntan al mismo centro: la conciencia de lo total, que es transformarse en la totalidad.
La materia es inconsciente y el espíritu consciente, el hombre ha dejado de ser un animal pero todavía no es un dios, ya no es lo que fue pero todavía no alcanzó lo que debe ser, pero la conciencia solo comienza si uno lo decide. La vida es movimiento, debemos movernos aún para mantenernos en el mismo lugar, es decir que si nuestra conciencia no evoluciona retrocede, y la elección es nuestra, ni siquiera podemos no elegir porque no elegir ya es una inconsciente elección. La mayoría busca el olvido, es decir la inconsciencia, con el pretexto del trabajo, la política (que es una abstracción como la patria) y otros estupefacientes, es decir otras fugas.
Son pocos los que emprenden el camino hacia una elevación de la conciencia, y por esos pocos sobrevive la Humanidad. Recordemos a Jesús: Muchos serán los llamados, pocos los elegidos. Recordemos a Buda: El maestro baja al discípulo solo cuando el discípulo está preparado para recibir al maestro.Ya conocemos la enfermedad del hombre, ahora tenemos que buscar lo sano, los caminos para evolución, que lo llevará a la iluminación, la cualidad de Buda. Buscamos un hombre nuevo, por eso debemos crear el clima donde pueda florecer, pero para que esto suceda debemos ver al hombre en su totalidad para que fluya de un extremo a otro, espiritual, intelectual y socialmente, para que la razón no excluya a la emoción, para que la locura conviva con el equilibrio, para que la fe y la duda no se enfrenten, que se acepten para conocerse, lo que es inevitable porque solo se puede crecer en forma total, y para esto no iremos en busca de más conocimiento sino de la experiencia directa (el hombre termina apresado por la excesiva información, que es otro escape), en busca de lo que hay más allá de las palabras, donde realmente todo lo que sucede puede llamarse vida. Vamos a potenciar nuestra semilla, que será el fruto que concretará la bendita semejanza que tenemos con Dios... (Terriblemente solo, maravillosamente libre, Facundo Cabral)

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡Bellísimo!!