jueves, agosto 20, 2015

"Al final de la vida me preguntarán: ¿has amado?...
Y yo no diré nada.
Mostraré las manos vacías
y el corazón lleno de nombres".
 (Pedro Casaldáliga).

jueves, agosto 13, 2015

Vasudeva.

"¿Lo oyes?", le preguntó nuevamente la mirada de Vasudeva.
Su sonrisa era clara; todas las arrugas de su vetusto rostro brillaban, como cuando el Om flota sobre todas las voces del río. Su sonrisa era diáfana cuando se dirigía al amigo; y ahora también el rostro de Siddharta brillaba con la misma clase de sonrisa. Su herida florecía, su sufrimiento se iluminaba, su yo había entrado en la unidad.
En aquel momento, Siddharta dejó de luchar contra el destino, terminó de sufrir. En su cara se dibujaba la serenidad que da la sabiduría, a la que ya no se opone ninguna voluntad, la que conoce toda la perfección, la que está de acuerdo con el río de los sucesos, con la corriente de la vida, lleno de igualdad de sentimientos, entregado a la corriente, perteneciente a la unidad.
Cuando Vasudeva se levantó de su asiento junto a la orilla, miró a los ojos de Siddharta y observó en el ellos el brillo y la serenidad de la sabiduría; nuevamente le tocó el hombro con la mano, con cariño y cuidado, y declaró:
-He estado esperando este momento, amigo. Ahora que ha llegado, por fin, deja que me marche. Durante mucho tiempo he aguardado; ya he sido demasiado tiempo el barquero Vasudeva. ¡Adiós, río! ¡Adiós, choza! ¡Adiós, Siddharta!
Siddharta se inclinó profundamente ante Vasudeva.
-Lo sabía -manifestó en voz baja-. ¿Te irás a los bosques?
- Me voy a los bosques, hacia la unidad- contestó Vasudeva, y su rostro resplandecía.
Se alejó con rostro refulgente; Siddharta le siguió con la mirada llena de profunda alegría, de honda serenidad; contempló su caminar lleno de paz, observó su cabeza rodeada de resplandor, vio su cuerpo rebosante de luz... 


Siddharta / Hermann Hesse. 

David Fray Largo & Presto from Bach's Concerto No 5 in F Minor BWV 1056)