sábado, diciembre 21, 2013

Fragmento - 5º parte (última)- El Juego de Abalorios - Hermann Hesse

-Carlos -dijo-, es una lástima que nos podamos ver tan raramente. No todos los amigos juveniles son los mismos, cuando se los vuelve a encontrar. He venido a verte con mi narración del anciano Magister, porque aquí en este lugar eres el único a quien me importaba comunicar y participar todo esto. Pero debo dejar librado a tu criterio lo que quieras hacer con mi narración y cómo quieras denominar el estado iluminado de nuestro amigo y maestro. Me alegraría si lo visitaras y quisieras permanecer un momento en su aura. Su estado de gracia, perfección, plenitud, sabiduría de la edad o beatitud, o como quieras llamarlo, puede pertenecer a la vida religiosa; aunque los castalios no tenemos ni confesión ni iglesia, la piedad no nos es desconocida; justamente nuestro ex Magister Musicae fue siempre y en todo un hombre piadoso. Y como hay noticias de bienaventurados, perfectos, luminosos e iluminados en muchas religiones, ¿por qué no debería también nuestra piedad castalia llegar alguna vez a ese florecimiento?... Se ha hecho tarde, hubiera debido acostarme ya, mañana debo partir de madrugada. Espero poder volver pronto. Deja, sin embargo, que te cuente mi historia hasta el final. Cuando, pues, me dijo: "Te cansas", logré finalmente desistir de mis esfuerzos para iniciar una conversación y no sólo calmarme, sino también desviar mi voluntad de una meta falsa, la de indagar a este taciturno máximo con palabras y preguntas y aprovecharme de él. Y desde el instante en que renuncié y lo dejé todo en sus manos, todo marchó de mil maravillas. Luego podrás sustituir mis expresiones con otras más de tu gusto, pero ahora escúchame, aunque parezca inexacto o altere las categorías. Estuve con el anciano una hora, tal vez hora y  media; no puede expresarse en palabras lo que pasó o se intercambió entre nosotros. Quebrada mi resistencia, sólo sentí que él me cobijaba en su serenidad, en su alegría, porque nos envolvió realmente el gozo, la quietud maravillosa. Sin que hubiese meditado a sabiendas, fue en cierta medida una meditación muy afortunada y bienhechora, cuyo tema hubiera podido ser la existencia del ex Magister. Le vi o le sentí y percibí el curso de su evolución desde el momento en que me encontró por primera vez, siendo yo niño, hasta el día de hoy. Era una vida de entrega y labor, pero libre de coerción, libre de ambición y colmada de música. Y se desarrollaba de manera tal como si él, músico y maestro, hubiera elegido la música como una de las vías para alcanzar la suprema meta del hombre, la libertad interior, la pureza, la perfección, y desde entonces no hubiese hecho otra cosa que dejarse empapar cada vez más por la música, transformar, iluminar por ella, desde las expertas e inteligentes manos de clavecinista y la rica enorme memoria de músico hasta todas las partes y los órganos de su cuerpo y de su alma, hasta el pulso y el aliento, hasta el sueño y el ensueño, y fuera ya sólo un símbolo, más aún, una forma fenoménica, una personificación de la música. Por los menos sentí como música lo que irradiaba de él o lo que ondeaba entre él y yo como en rítmica respiración; música esotérica, enteramente inmaterial ahora, que aferra a quien penetra en el círculo mágico como en un canto de muchas voces incorpora una voz nueva que llega. Para quien no fuera músico, la gracia hubiera sido percibida tal vez con otros aspectos; un astrónomo, por ejemplo, hubiera visto quizá girar la luna alrededor de un planeta, o un filólogo se hubiera oído llamar en una lengua primitiva mágica, capaz de expresarlo todo. Pero basta ahora, me despido de ti. Fue un grato placer para mí, Carlos.
Hemos narrado con cierta amplitud este episodio, porque el Magister Musicae tuvo muy importante lugar en la vida y el alma de Knecht; nos ha llevado y aún tentado a hacerlo la circunstancia de que la conversación de Knecht con Ferromonte ha llegado hasta nosotros en una carta de puño y letra de este último. Acerca de la transfiguración del ex Magister Musicae, es esta carta seguramente el documento más antiguo y fidedigno; más tarde se tejieron sobre el tema leyendas e interpretaciones.  ////////

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