viernes, noviembre 07, 2014

Musashi 2 - El Camino de la Espada / Eiji Yoshikawa.

"...Al salir del puente, descubrió a un hombre con los brazos alzados que corría hacia él desde el norte. Su figura le pareció familiar.
Y lo era, en efecto, pues se trataba de Sasaki Kojiro, el ubicuo mediador.
Al aproximarse, saludó a Musashi de una manera demasiado amistosa. Echó un vistazo al otro lado del puente y le preguntó:
-¿Estás solo?
-Sí, por supuesto.
-Espero que me perdones por lo de la otra noche -dijo Kojiro-. Te agradezco que tolerases mi intervención.
-Creo que soy yo quien debe darte las gracias -replicó Musashi con igual cortesía.
-¿Vas camino del encuentro?
-Sí.
-¿Completamente solo? volvió a preguntarle Kojiro.
-Sí, claro.
-Humm. Mira, Musashi, me pregunto si has interpretado mal el letrero que pusimos en Yanagimachi.
-No lo creo.
-¿Eres plenamente consciente de las condiciones? Esto no va a ser un combate entre dos hombres como en los casos de Seijuro y Denshichiro.
-Lo sé.
-Aunque el combate se librará en nombre de Genjiro, le ayudarán los miembros de la escuela Yoshioka. ¿Comprendes que pueden ser diez o cien o incluso mil hombres?
-Sí, ¿por qué lo preguntas?
-Algunos de los hombres más débiles han huido de la escuela, pero los más fuertes y valientes han ido todos al pino de ancha copa. En estos momentos están apostados en la ladera de la colina, esperándote.
-¿Has ido a echar un vistazo?
-Sí, y decidí que sería mejor que viniera a advertirte. Como sabía que ibas a cruzar el puente de pontones, te esperé ahí. Considero que es mi deber, puesto que yo escribí el aviso.
-Muy considerado de tu parte.
-Bien, esa es la situación. ¿De veras pretendes ir solo o tienes seguidores que van por otra ruta?
-Tendré un solo compañero.
-¿Ah, sí? ¿Dónde está ahora?
-¡Aquí mismo! -Musashi señaló su sombra y se echó a reír. Sus dientes brillaron a la luz de la luna.
Kojiro se dio por ofendido.
-Esto no es cosa de risa.
-No lo he dicho como una broma.
-¿Ah, no? Parecía como si te burlaras de mi consejo.
Musashi adoptó una actitud todavía más seria que la de Kojiro y replicó:
-¿Crees que el gran santo Shinran bromeaba cuando dijo que todo creyente tiene la fuerza de dos, porque Buda Amida camina a su lado?
Kojiro no le respondió.
-Todo parece indicar que los Yoshioka me aventajan. Ellos son numerosos y yo estoy solo. Sin duda supones que me derrotarán, pero te ruego que no te preocupes por mí. Si supusiera que disponen de diez hombres y llevara diez hombres conmigo, ¿que ocurriría? Ellos sería veinte en vez de diez. Y si llevara veinte, aumentarían su número hasta treinta o cuarenta, y el combate crearía aún más desorden público. Muchos morirían o caerían heridos. El resultado sería una grave infracción contra los principios del gobierno, sin ningún beneficio para la causa de la esgrima. En otras palabras, si yo pidiera ayuda habría mucho que perder y poco que ganar.
-Por cierto que eso sea, no está acorde con El Arte de la Guerra emprender un combate sabiendo que vas a perder.
-Hay ocasiones en que es necesario.
-¡No! No lo es según El Arte de la Guerra. Llevar a cabo una acción temeraria es un asunto totalmente distinto.
-Tanto si mi método es acorde con El Arte de la Guerra como si no, sé lo que tengo que hacer.
-Estás infringiendo todas las reglas.
Musashi se rió.
-Si insistes en ir contra las reglas -argumentó Kojiro-, ¿por qué no eliges por lo menos una línea de acción que te dé una oportunidad de seguir viviendo?
-Para mí, el camino que estoy siguiendo es el camino hacia una vida más plena.
-¡Tendrás suerte si no te lleva directamente al infierno!
-Pudiera ser que este río fuese el río de tres brazos que corre por el infierno; este camino podría ser el camino de la perdición, que tiene una milla de largo; la colina por la que pronto subiré, podría ser la montaña de agujas donde empalan a los condenados. Sin embargo, éste es el único camino hacia la verdadera vida.
-Tal como hablas, es posible que ya estés poseído por el dios de la muerte.
-Piensa como gustes. Hay personas que mueren permaneciendo vivas y otras que alcanzan la vida al morir.
...
Tal vez Kojiro había creído que si informaba a Musashi de lo fuerte que era el enemigo, aquél le pediría de rodillas que le ayudase. Y era concebible que, si el primer objetivo de Musashi hubiera sido el de preservar su vida, habría aceptado de buen grado la ayuda. Pero, incluso antes de encontrarse con Kojiro, había recibido suficiente información para saber que podría tener que enfrentarse a un centenar de hombres.
No es que hubiera olvidado la lección que le enseñó Takuan: el hombre realmente valiente es el que ama la vida y la estima como un tesoro que, una vez perdido, jamás puede ser recuperado. Sabía muy bien que vivir significaba algo más que limitarse a sobrevivir. El problema consistía en impregnar su vida de significado, en asegurar que su vida lanzara un brillante rayo de luz en el futuro, aun cuando resultara necesario entregar esa vida por una causa. Si lograba hacerlo, la duración de su vida, tanto si eran veinte años como setenta, sería lo de menos. Una vida humana no era más que un intervalo insignificante en el flujo interminable del tiempo.

Según la manera de pensar de Musashi, había una clase de vida para la gente ordinaria y otra para el guerrero. Era vitalmente importante para él vivir y morir como un samurai. No podía desandar el camino que había elegido. Aunque le descuartizaran, el enemigo no podría borrar el hecho de que había reaccionado sin temor y honestamente al desafío..."

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