sábado, julio 21, 2012

De la prudencia de las acciones.

CUALIDADES DEL HOMBRE PRUDENTE. No se debe dar crédito ligeramente a cualquier palabra ni a cualquier espíritu; mas, con prudencia y tiempo se deben examinar las cosas según Dios. Mucho es de doler que las más veces, antes se cree y se dice el mal de otro que el bien. ¡Tan débiles somos!
Mas los varones perfectos no creen de ligero cualquier cosa que otros les cuentan; porque saben que la flaqueza humana es presta al mal y muy deleznable en palabras.
Gran sabiduría es no ser el hombre inconsiderado en lo que ha de hacer, ni tampoco porfiado en su propio parecer.
A esta sabiduría pertenece no creer a cualquier palabras de hombres, ni decir luego a los otros lo que oye o cree.

CÓMO SE ADQUIERE LA PRUDENCIA. Toma consejo del hombre sabio y de buena conciencia, y prefiere ser enseñado de otro mejor, que seguir tu parecer.
La buena vida hace al hombre sabio según Dios, y experimentado en muchas cosas.
Cuando alguno fuere más humilde en sí y más sujeto a Dios, tanto será más sabio y sosegado en todas las cosas.
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Que se debe evitar el juicio temerario.
NO JUZGUEMOS LAS OBRAS AJENAS. Pon los ojos en ti mismo, y guárdate de juzgar las obras ajenas. En juzgar a otros trabaja el hombre en vano, y yerra muchas veces, y peca fácilmente: mas juzgando y examinándose a sí, trabaja con fruto.
Muchas veces juzgamos la cosa conforme a nuestro apetito, y perdemos ligeramente el verdadero juicio por el amor propio.
Si fuese Dios siempre el fin puramente de nuestro deseo, no nos turbaría tan presto la contradicción de nuestra sensualidad.
(La imitación de Cristo / Tomas Hemerken de Kempis)

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