domingo, abril 22, 2007

Confesiones.

...Hay, pues, cosas que el sentir general de los hombres tiene por reprensible, pero que tú no reprendes; así como hay otras que los hombres alaban pero tú condenas. No siempre coinciden la apariencia exterior de los hechos con el ánimo y la intención no conocida de quien los hace...
"¿Qué me importan los hombres y qué interés puedo tener en que oigan mis confesiones como si fueran ellos los que me pueden sanar?" Porque la gente suele ser curiosa por conocer las vidas ajenas y perezosa para corregir la suya propia. ¿Para qué quieren que les diga quién soy los que no quieren oir de ti quiénes son ellos? (San Agustín)

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